Nos hacemos mayores, sí, y con gran orgullo y satisfacción por el trabajo realizado, por las experiencias ganadas, por el esfuerzo y dedicación a nuestro cuerpo y a nuestra mente en los últimos años. Esta es la filosofía de los optimistas, pero también de los realistas y los que cogen al toro por los cuernos. Cumplir años es una bendición, la alternativa no es más alentadora, pero la cuestión es ¿cumplimos años con salud?
El envejecimiento de la población es una realidad que en Canarias tiene un exponencial desarrollo en la última década. Somos más, más mayores y además nos han metido el miedo en el cuerpo diciéndonos que cumplir años es sinónimo de pérdida de nuestras capacidades. Estamos bombardeados continuamente con estas actitudes “edadistas” en una sociedad que, sistemáticamente, negativiza el proceso de envejecimiento. Nos tachan de improductivos, cuando somos el motor económico de numerosas familias, el motor cultural de la sociedad y la semilla de los valores para las nuevas generaciones. Nos atemorizan con las arrugas del cuerpo, cuando representan nuestra historia de vida, nuestras batallas ganadas y pérdidas; mientras las arrugas que de verdad importan, “las arrugas de la mente”, nos dicen que son producto de la edad, porque venden que envejecer es sinónimo de demencia o de dependencia. Esta es la filosofía de los pesimistas y los nihilistas, de los que ponen más excusas que voluntad o de los que quieren hacer negocio.
Pero el cambio de ruta se ha iniciado. Necesitamos un poco más de optimismo, y de eso trata todo esto…
La sociedad evoluciona, avanza y se desarrolla. Desde los años 90 hemos sido testigos del incremento de la esperanza de vida en nuestro país. España es el segundo país con mayor esperanza de vida al nacer, 83 años, solo por detrás de Japón. Pero se estima que para 2050 seamos el país con mayor población de 65 años. La mejora de las condiciones de salubridad de nuestra ciudad, mejora en la tecnificación de los procesos médicos, las políticas sociales y un sistema sanitario universal son factores determinantes en esta ecuación. Hemos incrementado nuestra esperanza de vida, sí, vivimos más, pero ¿vivimos mejor? Cuando pregunto en mi consulta sobre la calidad de vida, las repuestas tienen curiosamente un común denominador, nuestra independencia y nuestra autonomía de función y de decisión. Nuestra calidad de vida, la consideramos entonces en términos de función. Y nuestra funcionalidad está determinada por nuestra capacidad física, cognitiva y nuestro estado emocional.
Sabemos que los determinantes de salud en el proceso de envejecimiento son múltiples y complejos. La genética influye, pero no lo es todo. Los factores ambientales tienen un papel relevante. Tener unos buenos hábitos de vida, controlar los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, hipertensión, colesterol, etc.), limitar el consumo de alcohol y tabaco, mantener unos buenos hábitos nutricionales, el ejercicio físico y el entrenamiento cognitivo son esenciales para mantener nuestra independencia física y mental. Pero ¿qué ocurre?, que esto requiere un esfuerzo, un trabajo y una rutina. El paternalismo médico está desfasado, aquella época en la que íbamos al médico y nos “solucionaba todos nuestros problemas” ha muerto. Ahora vamos al médico y nos dice que tenemos que comer bien, hacer ejercicio, entrenar la memoria, socializar…Ya, pero ¿cómo lo hago? Estas recomendaciones no deben quedar en palabras escritas en un informe clínico, deben llevarse a término. No existe la pastillita milagrosa que solucione nuestros achaques, ni vitaminas que “activen nuestro cuerpo y nuestra mente”. Lo que de verdad importa es el trabajo, la preparación y la rutina, y si es en grupo mejor que mejor. Socializar es esencial para evitar el aislamiento y tener un bienestar emocional.
Hebe nace por la necesidad de una supervisión especializada en todo este cambio de ruta. ¿Qué tipo de ejercicios debo hacer, a qué intensidad, ejercicios de fuerza y equilibrio? ¿Qué comer para evitar la pérdida de masa muscular o mejorar nuestro rendimiento cognitivo? ¿Cómo puedo entrenar la memoria? Queremos dar respuesta a todas estas cuestiones, pero trabajando mano a mano y acompañándoles en el proceso. Por eso hemos integrado programas de entrenamiento físico y cognitivo con seguimientos nutricionales y médicos especializados.
En Hebe también queremos fomentar un cambio de paradigma y erradicar el binomio edad-discapacidad que nos han inculcado. ¿Vivir más?, pues no lo sé, pero sí vivir mejor, y para ello debemos prepararnos. Tenemos múltiples ejemplos de envejecimiento saludable a nuestro alrededor. Personas totalmente independientes que disfrutan de una vida autónoma y plena en su comunidad a los 90 años no son casos excepcionales, son modelos a seguir. Esto no se consigue desde el salón de nuestra casa, hay que salir a la calle y mantenerse activo. Hay que combatir la Fragilidad, la pérdida de masa muscular, la inestabilidad de la marcha, las caídas, entrenar nuestras capacidades cognitivas y mejorar nuestros hábitos de vida, entre ellos, los nutricionales. Creemos que nuestros programas de entrenamiento son una alternativa terapéutica al aislamiento social, al sedentarismo y al desacondicionamiento físico y la mejor forma para mejorar nuestra calidad de vida, nuestra funcionalidad y nuestra autonomía. Todo en un espacio de trabajo cálido, familiar, donde la medicina es la actividad y el entrenamiento, pero bajo prescripción y con supervisión de un equipo de profesionales sanitarios
Fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas, terapeutas ocupacionales y médicos especialistas de diferentes ámbitos trabajando unidos por un cambio de ruta, por una vida más activa y saludable.
Muchos ya han iniciado un cambio de ruta, ¿y tú?